"Era infeliz y había tenido suficiente. Tampoco fue una acumulación lenta. Un año antes de marcharse, eran frecuentes las conversaciones sobre su futuro, no sé cuánto tiempo más estaré o no sé si soportaré mucho más... por eso lo único que me sorprendió fue que tardara tanto en marcharse."
Heyman agregó que Punk quería luchar todas las noches para encontrar la pasión por su trabajo, que le escaseaba. El día en que se marchó, contó Heyman, fue cuando notó que no pudo encontrarla.
"No quería seguir sin su pasión, no quería ser una cáscara de lo que realmente era antes", acotó el mánager, "no quería seguir luchando por inercia o cobrar un cheque."
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